Por honestidad y rigor intelectual y en defensa del millón de varones inocentes, víctimas de la execrable ley de violencia de género, me siento en la obligación moral de reiterar mi postura en relación con la custodia compartida.
Estoy a favor de todos los movimientos que promueven la adopción legal de la custodia compartida -impuesta judicialmente por defecto, con caracter general en los procedimientos de separación o divorcio- pero sin olvidar que esta justa reivindicación, en su mayoría de padres separados o divorciados, está siendo utilizada (incluso alentada) torticeramente por la casta política en su beneficio político tratando así de desviar la atención de la opinión pública del verdadero y lacerante problema; del drama terrorífico que ya ha llevado, preventiva y automáticamente al calabozo, a un millón de varones inocentes: la inicua ley integral de violencia de género (LIVG) y la monstruosa vulneración de los Derechos Humanos que conlleva su aplicación, ejecutados mediante procedimientos PENALES sumarísmos (Juicios Rápidos) a cargo de tribunales de excepción (Tribunales de Violencia sobre la Mujer); una ley medieval y totalitaria que criminaliza y pisotea los derechos fundamentales de todos los ciudadanos (varones) por el hecho de serlo. De esta manera, inicua, execrable, cruel, hipócrita y demagógica, la casta política utiliza la lógica aspiración a la custodia compartida de los padres separados o divorciados como cortinas de humo y fuegos de artificio, pero muy políticamente correctos, para desviar la atención de la opinión pública, y lo que es más grave, para confundir a las víctimas del maltrato institicional más atroz imaginable -todos los varones españoles por el hecho de serlo, injustamente perseguidos por la LIVG como sospechosos de "maltrato" a sus parejas o exparejas femeninas (si las parejas son del mismo sexo, o la presunta víctima es un anciano o un niño la ley no es aplicable)-, infundiéndoles vanas esperanzas de que después de una cosa (la custodia compartida) vendrá la otra por añadidura (la derogación o modificación sustancial de la alevosa LIVG). Falso.
Nada más lejos de la realidad. Una verdadera trampa. Meros brindis al sol de los mismos (toda la casta política) que promulgaron la execrable LIVG, y que al grito de ¡más madera!, siguen dando vueltas de tuerca a la ley sobre el cuello de sus víctimas hasta límites insoportables, conscientes de que cualquier ley, actual o futura, nacional o autonómica; que haya o pueda haber sobre la custodia compartida siempre será un papel mojado mientras persista la LIVG que, en todo caso, prevalecerá frente a todas ellas por su caracter de "ley orgánica".
Por si quedaba alguna duda, la última vuelta de tuerca de la LIVG -que modificará por enésima vez el Código Civil (Art. 92)- las ha disipado todas. Así, el padre que esté "incurso" en una denuncia por violencia "de género" (sin necesidad de que haya sentencia, ni siquiera que esté imputado), se le retirará, no ya la custodia de los hijos que salvo rarísimas excepciones nunca se le otorga al padre -conforme al machismo de nuestras leyes, tan denostado sólo cuando no favorece al lobby feminazi y a Zapatero, nuestro muy rojo y feminista presidente de Gobierno- sino que se susperá "cautelarmente" todo régimen de visitas con sus hijos. Rasputin Rubalcaba (RR) dixit.
Y es que nuestra casta política ha vuelto por sus fueros imperiales, rizando el rizo para asombro y ejemplo del mundo, recuperando vía BOE una de las etapas más negras de nuestra historia reciente; la de la discriminación, la desigualdad, la marginación social, la estigmatización y el atropello de los más elementales derechos humanos de todo un grupo social (los varones) por el hecho de serlo. Un auténtico genocidio.
Así que en este país, con una casta política desquiciada, ensoberbecida, que se siente por encima del bien y del mal; que desoye y desprecia profundamente al pueblo soberano -orígen último de su legitimidad-, ya disfrutamos de "justicia" y "leyes" sólo para hombres. Como hace muchos años las hubo en otros países para los negros y los judios. O sea, que progresamos adecuadamente.
Por todo ello quiero dejar claro que soy totalmente contrario a cualquier movimiento en favor de la que podríamos llamar "custodia compartida trampa". O sea, que no apoyo ningún movimiento en su favor que no plantee como prioridad absoluta la exigencia, previa, clara y rotunda -por más políticamente incorrecta que resulte- de la derogación -o modificación sustancial- de la bárbara LIVG. Una atrocidad legal incompatible con un Estado democrático y de Derecho.
Honestamente creo que ambas cosas, la exigencia sin complejos de la derogación de la LIVG (y sus derivadas perversas para el "criminal" maltratador: SAP, denuncias falsas, síndrome de alienación parental (SAP), alejamiento de los hijos, órdenes de destierro, prohibición del sufragio activo y pasivo, ruina moral y económica, etc...) y la custodia compartida tienen que ir, necesaria e indisolublemente, unidas. Lo contrario sería hacer el juego a la ideología de género y a sus palmeros: Gobierno, partidos políticos, CGPJ, medios de comunicación, y por encima de todo, al feminismo montaraz y totalitario.
Por Antonio Cabrera.